Volando Bajo |Isabel Soriano

Todos entendemos la diferencia entre gobernar y mandar. Mientras que gobernar es una actitud incluyente, mandar tiene una naturaleza excluyente. Aplicado a la política, entendemos gobernar como hacer a todos partícipes del sistema democrático, que no es el caso de nuestros dirigentes del Partido Popular en Caravaca, mucho mas duchos en el ordeno y mando, que en implicar a todas las partes en la política municipal.

Desde luego no es la primera vez que hablo del tema, me gustaría pensar que es la última, aunque sinceramente tengo la esperanza puesta en huelga con este tema. Hablo de las idas y venidas de las fechas de los plenos, del cachondeo y de la tomadura de pelo constante que tenemos que soportar el resto de la corporación municipal, los ciudadanos a quienes les gusta seguir los plenos y en general todos los que creemos que la política municipal no es un juego, sino algo que nos afecta a todos.

A la pregunta ¿Cuándo es el pleno?, siempre he contestado, el último jueves de cada mes. Sin embargo desde octubre del pasado año la fecha de los plenos es absolutamente impredecible, incluso puede ocurrir que directamente se lo salten, como ocurrió en noviembre, o que se haga en fecha distinta a la que corresponde como ocurrió en diciembre, enero, febrero, marzo; el de mayo lo celebramos este mes y con el correspondiente a junio ya amenazan con un cambio de fecha a miércoles en lugar del jueves. Sin lugar a dudas lo mas cómico del caso son los motivos que exponen; que si la concejala sale de cuentas, que si el concejal tiene la fiesta del colegio de la hija, que si la otra concejala se va a visitar la Virgen de Lourdes…

Una falta de seriedad y de compromiso con la sociedad cuya explicación la podemos encontrar en el esfuerzo que Partido Popular hace por que la información no llegue a la ciudadanía. El ánimo de desinformar como estrategia para que las iniciativas, el trabajo y la voluntad de mejorar nuestro municipio que plantea el partido socialista, no lleguen a los ciudadanos y de esa forma evitar que puedan percibirnos como la alternativa.

No podemos sorprendernos de que la derecha actúe a la manera en que le gusta actuar, abriendo la brecha de la diferencia de clases, imponiendo el criterio del que más puede. Su actitud excluyente se acrecenta proporcionalmente a la disminución del interés de los electores, buena prueba de ello ha sido el resultado de las elecciones europeas, cuanto menor es la participación, mayor el poder que adquiere la derecha. Hoy tenemos un panorama europeo repartido entre la derecha y la ultraderecha, hoy empezamos a ver atentados a las libertades y al estado de derecho, empezamos a entrever como en algunos países se pretende la máxima de que todos somos culpables mientras no se demuestre lo contrario, ningún ejemplo mejor que el italiano para comprobar el resurgir del que creíamos ya, aletargado fascismo. Con la aparición de las llamadas “rondas negras”, que se han creado amparados por aquellos que añoran el uniforme, el brazalete y el águila imperial romana…el espíritu de Mussolini sale a las calles.