Volando Bajo |Isabel Soriano

Una vez mas ponemos los ojos en Cataluña y la controversia abierta con los toros, más concretamente con la posibilidad de que esta Comunidad Autónoma pueda prohibir las corridas de toros. A mi los toros no me gustan y no porque no me guste el espectáculo, que me es indiferente, aunque respeto y a quienes disfrutan con el, así como los muchos los intereses económicos que mueve, pero no me gustan, como tampoco me gusta que tiren una cabra de un campanario, ni lo que hasta hace muy poco hacían en un pueblo vecino al mío, donde enterraban un gallo dejando solo la cabeza fuera para apedrearlo hasta que moría, me parece un espectáculo de barbaros y estas barbaridades me hacen pensar que la sociedad española esta mucho más cerca de los sangrientos espectáculos romanos que del siglo en que vivimos.

La controversia de la Fiesta Nacional no es nueva, pero el principal motivo que ha agitado los ánimos del partido político adalid del sentido patrio, es sin lugar a dudas que se trata de Cataluña, porque la exaltación patria de la derecha española tiene un claro carácter anticatalanista. En Canarias las corridas de toros están prohibidas desde 1991 y sin embargo no ha sido hasta ahora cuando se han manifestado los feudos del Partido Popular en su defensa a ultranza del nacionalismo español. Madrid, Murcia y Valencia pretenden declarar la Fiesta Nacional bien de interés cultural (BIC), para dejar claro que en estas comunidades 'somos' verdaderos españoles y de paso que el Partido Popular haga campaña nacional del españolismo.

Lo que me parece vergonzoso, demagogico y oportunista es que el presidente de la Comunidad Autónoma de Murcia sea participe en esto de la declaración como BIC de lo toros, mientras en nuestra Región hay patrimonio sin esa catalogación, sin olvidarnos de que existe un hallazgo arqueológico importantísimo expuesto a las inclemencias del tiempo, sobre el que el Gobierno Regional no muestra interés en proteger.