La política del ombligo (artículo para 'El Noroeste')

Filed under , , by Isabel Soriano on 12:54

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Apenas hace unos días, mientras hacia zapping di con un canal que ofrecía un reportaje donde hablaban de enfermedades cuyas patologías dependiendo de la severidad en la que se manifieste la enfermedad, hacen que el individuo llegue a actuar contra sí mismo y contra aquellos que forman parte de su vida.

Tardé poco en trasladar estas patologías a la política, sea por el hábito, sea por que el subconsciente actúa como le viene en gana. El caso es, volviendo la vista a la política municipal, que podemos reconocer algunas de estas patologías en nuestro gobierno municipal, el Gobierno municipal del Partido Popular ha hecho del Ayuntamiento su cortijo donde, algo tan simple como, respetar las fechas y los horarios para celebrar los plenos y comisiones de gobierno es un asunto que incumple sistemáticamente.

Síntomas preocupantes son, como se puede observar en cualquier pleno, la prepotencia del Sr Alcalde que impide la réplica cuando esta está justificada y unos concejales que emplean argumentos poco verídicos para rebatir argumentos sólidos. La incontinencia verbal de quienes respetarían más a los vecinos callados que intentando justificar lo que simplemente deberían solucionar y el desprecio sistemático de las iniciativas que provienen de la oposición, aun cuando estas pueden repercutir positivamente en nuestra localidad.

Es curioso como la falta de respeto hacia la política municipal, la negación de la democracia como un elemento enriquecedor, se ha impuesto en el equipo de gobierno como un mal endémico que amenaza los intereses de los Caravaqueños.

Qué grande es la irresponsabilidad de quienes dicen ocupar un lugar por ilusión, incapaces de levantar la vista de su ombligo para ver sus errores y asumir que cada lugar exige de un mínimo de preparación para desarrollar la labor confiada y una coherencia política para construir lo que hoy es prácticamente un solar.

Pero la realidad es tan curiosa que cada uno la toma según su gusto, como el café. Mientras unos queremos abrir los ojos a una realidad insultante compartiendo la voz de la calle por ser esta quien expresa las necesidades de una mayoría, los hay ensimismados en el organigrama de un futuro próximo cortado a la medida de su codicia, pero hilvanando tropezones.

Como comenzaba este artículo repito, perjudicar a aquello que se representa, es un mal del que adolecen las mas variadas formaciones, gobernantes y gobernados, un mal que como en la novela de Saramago se extiende como una epidemia, como una ceguera de la que todos salimos sin mascaras de actitud pero prostituidos en el orgullo.

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