Volando Bajo |Isabel Soriano

Trabajo para la empresa privada y por lo pronto aún conservo mi trabajo. Reconozco sin pudor que formo parte de ese grupo que conforma la base de la pirámide social. Me doy cuenta de que en este grupo estamos desde trabajadores sin cualificación hasta licenciados universitarios -curritos todos al fin y al cabo- en definitiva la parte mas frágil en tiempos de crisis, los condenados a hacer los mayores esfuerzos en estos momentos de flaqueza económica.
Desde mi posición es mas sencillo observar como repercuten las noticias y lo que es peor, los continuos atentados laborales a los que asistimos impotentes, la realidad económica sin mas, una realidad totalmente distinta a la de quienes se encargan de velar por las economías mundiales, de aquellos que debaten que es mejor para nosotros.
Señores economistas de intachable curriculum, premios noveles de economía cuyo discurso nos trae como una revelación que se terminó el tiempo de avances en las condiciones laborales, mas aún, que ha llegado el momento de olvidar que estos existieron, llega el momento de la congelación salarial y de la reducción salarial, esto empieza a recordarme la frase de 'truco o trato' que utilizan los niños en hallowen para sacar el dinero a los adultos, pero la versión macabra en esta ocasión nos la ofrece el sector privado '¿reducción salarial o ERE?'.
Sr. Paul Krugman, no se lo va a creer pero esto ya me lo veía venir, yo también se que nos quedan meses muy duros y que hay que esperar -lo se yo y muchos otros que no cobramos su 'humilde' salario- esto no necesito que me lo diga un premio novel.
En mi opinión, si algún consuelo queda es el de saber que las malas cifras económicas no merman la férrea convicción de este gobierno de seguir luchando por las políticas sociales, ni un solo recorte en política social nos ha recordado Rodriguez Zapatero en la sesión de control en el Congreso, mientras el Partido Popular en su particular defensa de los trabajadores y los sectores mas vulnerables, sigue apostando por los recortes en estas políticas.
La esperanza es que podamos aprender la lección y que cada tengamos la humildad suficiente para saber cual es el lugar que nos corresponde.
En definitiva yo y tantos como yo formamos parte de ese escalafón social que estuvimos a punto de dar el salto de clase – o eso creímos nosotros, pobres, ilusos, soñadores- pero esta crisis nos ha devuelto a la realidad.